Hola, vuelvo a estar por aquí. Lo primero de todo os pido perdón porque he tardado muchos días en escribir, pero es que los perros no siempre encontramos las palabras para contaros, y Ana dice que tiene que estudiar mucho para sus oposiciones y no me presta el ordenador cuando yo quiero.
La cosa es que llega el mes de diciembre, y con él la Navidad y los cohetes, y a muchos de nosotros nos da miedo, a unos más y a otros menos.
Por ejemplo a mi me da mucho miedo cuando hay fútbol, escuchar los cánticos de la afición en el campo me asusta mucho, Ana dice que no entiende a que viene eso, pero el caso es que es así, y quiero contaros que pasa cuando tengo miedo.
Cuando Ana anticipa, por ocasiones anteriores, o porque conoce horario, que habrá cohetes en la calle o incluso que hay partido en el estadio del Sevilla que es el que tenemos junto a casa, intenta reducir las rutas que debemos hacer andando, utilizamos más el transporte público porque por un lado se escucha menos, y por otro yo no sufro tanto, al menos no tengo que trabajar mientras siento miedo.
Si existe la posibilidad, por ejemplo los días de Navidad, dos semanas en las que casi a cualquier hora habrá cohetes, yo me quedo en casa. Mi miedo es bastante moderado, si no trabajo casi no tengo miedo, pero trabajando la verdad, me pongo un poco nerviosa, y Ana piensa que es mejor no exponerme a miedos y que se empeoren, así que en casa me quedo mucho más tranquila.
Si alguna vez nos toca esta situación en la calle y voy trabajando, Ana nunca me riñe si me asusto, suele soltar el asa del arnés unos segundos para que yo sienta que puedo moverme y ese miedo a no poder escapar no empeore mi situación, en principio ella no da importancia a lo que pasa, me habla como siempre, sin reñir y sin proteger, pero sus gestos son de calma. Intentamos que la situación pase pronto y si esos cohetes terminan, solemos parar a oler un par de árboles de forma que yo recupero mi seguridad y seguimos con normalidad, si la situación no termina pues tanto Ana como yo sufrimos lo que nos queda de camino, pero ante todo nunca me riñe y trata de dejarme posibilidad de movimientos en la medida de lo posible, y nunca da tirones de la correa, piensa que eso lo empeoraría todo.
No entiendo que es eso de la pirotecnia, pero no me gusta y me bloqueo si tengo que trabajar ante una situación que de por sí me asusta. ¿vosotros tenéis miedo?
Ay amiga!!! Claro que tenemos miedo. Miedo a que un maldito petardo me haga daño, dañe a mis oidos, asuste a mi Lunita… pero sobretodo miedo a la incultura, al no empatizar con el otro, a ver como la estupidez llega a extremos insospechables.
Claro que la gente de las pirotecnias también tienen que ganarse la vida… pero hacerlo a costa de la alegría de unos y del sufrimiento de otros pues no sé… al menos es paradógico.
En fin a los que tirán petardos sin ton ni son, sólo desearle que un día se los confundan con una caja de supositorios.